El médico sacude ligeramente a la mujer y al ver que no reacciona, acerca la mejilla a su nariz para comprobar la respiración. Ella sabe que no va a poder aguantarla mucho rato. Lo que sí va a hacer es cerrar los ojos con fuerza y no decir ni una palabra. Obligar a que analicen su sangre, a que le hagan resonancias, electrocardiogramas. Provocar discrepancias en sus diagnósticos, sumirlos en una perenne confusión. Cualquier cosa menos volver a casa.
Seleccionado para el libro recopilatorio “Más allá de un no. Microrrelatos y opiniones sobre violencia de género“. Universidad Alberto Hurtado, Chile.