La casa vacía presenta un aspecto lúgubre, aunque eso no le preocupa demasiado. Lo que le asusta de verdad es la falta de compañía. Un espíritu alegre como él necesita rodearse de juventud, ver a sus nietos derrochando vida, jugando y correteando por los pasillos. No alcanza a comprender por qué razón su hijo y su nuera se incomodaron tanto cuando entró por sorpresa en el dormitorio. Al fin y al cabo son familia, y a estas alturas ya ha visto todo lo que había que ver. Le consuela que al menos hayan dejado la ouija, por si los nuevos inquilinos quisieran hablar con él.
Este obra cuyo autor es Lluís Talavera está bajo una licencia de Reconocimiento-NoComercial- SinObraDerivada 4.0 Internacional de Creative Commons.
Búsqueda
Más brevedades













Deja un comentario