Aparta la vista del microscopio y se frota los ojos vencido por el cansancio. El número de bebés muertos alcanza cifras preocupantes y hace mucho que ha avisado de que esta epidemia podría suponer el fin de la especie humana. El gobierno, interesado en no alarmar a la sociedad, sostiene que si la civilización ha evolucionado hasta el punto de eliminar prácticamente todas las enfermedades, superar una más solo será cuestión de tiempo. Y sin embargo, los datos demuestran todo lo contrario, en pocas semanas los efectos van a resultar devastadores. Las glándulas humedecen la piel verde del científico, como las gotas de sudor que resbalan por la frente de los humanos cuando están nerviosos. Teme que el virus deje a sus descendientes sin alimentos.
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