La historia está protagonizada por alguien extremadamente desconfiado, a quien le invade la sospecha si un desconocido entabla conversación con él o cuando le piden sus datos personales en el banco. Y ahora está absolutamente convencido de que aquel tipo le ha estado espiando. No importa lo que haga ni dónde se encuentre, siempre que gira la cabeza está allí. Nuestro hombre ha resuelto acabar con la situación y tiene un plan. Hoy, de camino al trabajo, observa atentamente durante todo el trayecto para cerciorarse de que todavía le siguen, esperando el momento adecuado. En este punto introducimos un suceso inesperado: el perseguidor echa a correr hacia él sin más, precipitando los acontecimientos. Así pues, nuestro personaje dobla la esquina, espera a que llegue su acosador, y tras ponerle la zancadilla, le clava un destornillador que lleva en el bolsillo. Lo siguiente que hace es huir del lugar a toda prisa y girar en el primer cruce, donde un individuo le hace tropezar. No tanto por falta de inspiración como por el hecho de que el microrrelato es un género que requiere una lectura activa, vamos a dejar al lector que complete el texto y le dé sentido. Digamos únicamente que cuando nuestro protagonista levanta la cabeza, ve a un individuo con un destornillador dispuesto a acabar con la situación.

 

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