Aquel hombre que cuando viaja solamente tiene ojos para su cámara, se estremece de angustia si se deja algo por fotografiar. Lo que la lente no capta se convierte en un recuerdo dudoso que, con el tiempo, acaba por evaporarse. Hoy, por vez primera, es consciente de que él mismo no aparece en ninguna foto. Con recelo, desvía la vista de la pantalla y sólo atisba el vacío. Inútilmente, anhela comprender lo efímero. Entender la nada.

 

 

limbo